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Por Luna Godel / Guadalajara, México – Desde la tierra percibimos el ciclo de los planetas con relación a la distancia y a la velocidad de traslación de cada uno de los astros que rodean al Sol de nuestro sistema siempre como punto de eje central del mismo.

Al planeta Venus le toma 225 días terrestres dar la vuelta al Sol, permaneciendo entre 20 y 30 días en cada signo, por eso, llama la atención su lento paso por el signo de Capricornio, en donde entró el cinco de noviembre del 2021 y donde permanece hasta el siete de marzo de este año; es decir, cuatro meses avanzando y regresando en una consternadora danza por este frío signo de tierra, ya que coincide con la retrogradación de Venus que sucede cada 18 meses durante cuarenta días.

Es por ello que su paso se detuvo el 20 de diciembre para retrogradar hasta el 28 de enero, avanzando lentamente cinco semanas más, para después ingresar en el signo de Acuario. Llamamos retrogradación al movimiento aparente de los planetas que parecen ir en sentido opuesto a su órbita, claro, esto visto desde la óptica de nuestro planeta y debido a que la tierra avanza más rápidamente por su órbita con el sol.

Sin embargo, cuando esta condición se da por tanto tiempo con un planeta que representa todas aquellas emociones que nos brindan felicidad, como es el amor propio y el que esperamos recibir de otros; este aspecto nos remite al pasado, nos adentra en historias que creíamos olvidadas para replantearlas.

Como arquetipo, Venus representa el espíritu encargado de seducir al ego para que procese el amor desde lo más profundo; por ello tiene un valor y significado integrado en la psique que interactúa en los tres planos de la consciencia y que debemos asumir a lo largo de nuestra vida; cuando transita por Capricornio, signo de tierra, se aferra a la materia, dejamos a un lado las ilusiones afectivas y nos concentramos en lo que podemos concretar y nos hace sentir estables; activos reales, estatus, compromiso e integridad; si regresa al pasado, lo hace con esas expectativas, sin embargo, con Plutón en Capricornio, en algunos casos solo se creará una intensa crisis que solo lleve a concluir esas historias; debemos verlo como parte de un ciclo que llega a su fin dejando cosas positivas, de lo contrario solo encontraremos dolor y rencor en un final inevitable.

Venus simboliza la necesidad que tiene el alma de compartirse con el otro, de sentirse deseado, es el arquetipo de la amante; por ello cuando esta retrogrado visitamos los lugares del pasado donde nos sentimos deseados, reevaluamos las condiciones de un posible compromiso en ese lugar, pero no debemos olvidar los eventos que nos llevaron a dejarlos y las razones que tuvimos para ello. Venus retomara su curso en febrero, buscando un compromiso real en el presente; reencontrándose con Plutón en marzo justo antes de pasar al signo de Acuario, es entonces cuando enfrentamos nuestros sentimientos y la necesidad de transformarlos a cualquier costo dejando las falsas ilusiones de lado.

La invitación durante este ciclo, es a mirar nuestro lado afectivo, a evaluarlo desde el aquí y el ahora, para poder renacer con nuevas experiencias después de una lenta y misteriosa catarsis que puede ser tan evolutiva como nosotros la intencionemos. Podemos utilizar su energía para evaluar nuestra percepción real del amor; que esperamos del otro, que aportamos; aludir el mapa emocional de nuestra consciencia y discernir entre nuestra propia realidad y nuestras fantasías.

Doris Luna Godel
Astrología-Tarot-Meditación-Constelaciones-Cabala

Fuente: FRECUENCIA INVISIBLE – Viaje al universo interior

Revista Digital UNIVERSO Nueva Era

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