Dicen
que la memoria siempre será más vieja
que nosotros, por lo que podemos
inclinarnos a pensar que la astrología verdaderamente
pertenece al
acervo cultural de la humanidad, ya qué, consciente o
inconscientemente
está en nuestra mente desde hace más tiempo del
que sospechamos. La
fascinación que hemos tenido desde siempre por la
bóveda celeste data
de tiempos remotos, qué como alma colectiva se mantiene en
la psiquis
de la humanidad a través de los siglos. Sí es
cierto que somos una “especie de semidioses
anclados en éste planeta con los pies
en el
barro y las manos hacia las estrellas” como
en cierta
oportunidad lo
describió algún anónimo, siempre
intentaremos constatar la verdad de
nosotros mismos a través los astros, como sí
estos hermanos rocosos,
gaseosos y de contrastantes temperaturas, constantemente nos
estarían
mandando mensajes en forma colectiva e individual. Quizás
los antiguos
percibieron de alguna forma estos mensajes y los guardaron en un
inconsciente colectivo heredado hasta hoy a través de
generaciones.
Es
indudable que la conexión con el Universo que nos rodea sea
terrestre o
celeste ejerce una influencia interdependiente en todos los elementos
que lo componen sea éste anímico o no.
Fundamentalmente para el hombre,
que ha sido dotado de una intuición y percepción
suprasensible ha
contado con la capacidad de interpretar las configuraciones planetarias
del sistema solar y relacionarlas con nuestras actividades cotidianas,
estados de ánimo, condiciones físicas,
mentales, emocionales y
espirituales, mediante el estudio de los cielos o ciencia
astrológica
que no es más que un conjunto de enseñanzas
milenarias procedentes de
los antiguos caldeos y babilonios.
Estas personas que vivieron, amaron,
lucharon y que seguramente pasaron por las mismas incertidumbres que
nosotros, nos legaron las características de una
psicología espiritual
y mundana a través de símbolos que hoy
por hoy no
han perdido vigencia
en su esencia. No obstante, la correspondencia interpretativa ha
variado según la época y cultura en que se viva. La recopilación de
datos y experiencias manifiestas en la historia de la
astrología y muy
especialmente con los aportes de Claudio Ptolomeo (160 d.C.) en sus
escritos denominados “Tetrabiblos”; en el que hace una
amplia
exposición del influjo de los astros sobre los seres
humanos.
No deja
de asombrarnos de cómo la praxis de esta disciplina ha
perdurado a
través del tiempo en forma casi intacta, la pregunta es:
¿por qué?,
¿qué es lo que nos une como seres humanos a estos
conocimientos
filosóficos, mitológicos,
astrománticos, científicos o seudo
científicos que desde siempre nos han cautivado?.
Acaso podría
alguien explicar ¿por qué? la gran
mayoría de las personas sean
astrólogos o no, siempre hablan de los signos, los
horóscopos, las
extrañas influencias que nos causa el contemplar las noches
estrelladas, la imponente presencia del Sol, motivo de
incalculables
rituales arcaicos, y el sutil encanto y sentimentalismo en el que se
envuelve nuestro espíritu de solo vislumbrar por un instante
nuestra
Luna.
Quizás de alguna forma la astrología
intenta contestar estas
interrogantes a través de un concepto filosófico
o espiritual de unión
con el cosmos basándose en que: “lo que sucede arriba
se
siente
abajo”; Idea que ya el celebre
psicoanalista del siglo pasado
Carl Jung
había intuido en su teoría de los arquetipos, el
cual definió como: “componentes
psíquicos arcaicos que han penetrado en la
psique
individual sin ninguna línea de tradición
directa”, cuando él mismo
separa la teoría de la “causalidad” por
la “sincronicidad”.
Evidentemente trata de adecuar los conocimientos de una
psicología
moderna con la sabiduría antigua manifiesta en la
astrología, dándole
un nuevo enfoque futurista al psicoanálisis que
quizás muchas personas
no entiendan todavía por la carencia de un conocimiento
serio en
materia astrológica.
Hasta los tiempos
del renacimiento la Astronomía y la Astrología
eran ciencias que
estaban ligadas entre sí, quizás la segunda
más teocrática y filosófica
que la primera, por lo que no pudo con el imponente avance evolutivo de
la ciencia comprobatoria y básicamente materialista que
impone nuevos
conceptos de pensamientos más racionalistas,
propias de un estilo
impuesto por las ideas de Copérnico. No
obstante, los seguidores de
la astrología tradicional se defienden con el principio de
una
influencia astral sutil a un nivel espiritual y no tangible,
dónde se
contempla al Universo como una unidad completa en la que se le une el
ser humano como parte integral y a su vez
microcósmica de la misma.
A
pleno comienzo del siglo XXI ¿cuál es el rol que
les toca jugar a estos
estudiosos de la influencias astrales?. Evidentemente que la
coincidente entrada hacía la “nueva era”
o “era de
acuario” y tomando
en cuenta de qué, éste signo tradicionalmente los
representa e ellos
mismos será determinante para los astrólogos
modernos en vista de las
múltiples revelaciones que trae consigo. Pues se sospecha
que la Tierra
comenzó su entrada a la nueva era a comienzos de siglo.
Predisponiendo
a la humanidad hacia un nuevo campo evolutivo de conciencia espiritual
donde ciencia y religión tienden a compenetrarse entre
sí, originando
un pensamiento Universal de unidad cósmica esencial.
Todo
esto emplaza a que los astrólogos de hoy debatan
entre: sí seguir
emulando a aquellos ancestrales personajes con capacidad para predecir
ciertos eventos cósmicos de carácter repetitivo
tales como visitas de
cometas, eclipses lunares y solares, fases representativas de la luna,
arriesgadas predicciones personales y generacionales en base a los
tránsitos planetarios o progresiones, o la de comprometerse
responsablemente con una nueva generación más
capacitada y menos
impresionable que la de nuestros predecesores, y el cual exige una
correcta o más coherente interpretación de las
configuraciones astrales
que modelan sus pensamientos y acciones en la vida. Lo que me hace
recordar una cita del astrólogo y psicólogo
norteamericano, Dr. Stephen
Arroyo, que dice lo siguiente:
“En
esta
época nació un nuevo género de la
práctica astrológica que más bien
carece de forma aún, no está coordinada del todo,
ni se adapta
plenamente a las necesidades sociales y necesita mucho
estímulo y
apoyo de sus padres.”
Quizás sea esto
así, por el enfoque distorsionado que le han dado
algunas personas
debido a una falta de profundidad y al desconocimiento fundamental del
tema. Por lo que estas palabras deben hacernos reflexionar sobre las
formas tradicionales de la práctica astrológica,
en donde el astrólogo
pareciera servir como especie de un adivino moderno con
posición
determinista, ya que se cree que todos los designios de una persona o
de un acontecimiento, se encuentran inequívocamente
proyectados en un
Mapa Natal, y que estos son predecibles e inalterables. Los que
todavía
creen en ésta idea, no han tomado en cuenta que los seres
humanos son
protagonistas principales de sus propias vidas, y que
también están
sometidos a distintas variables de conducta por disposiciones innatas,
biológicas y ambientales, así como las aprendidas
a lo largo de su
existencia. Contando con la capacidad de raciocinio, la
voluntad y la
independencia para moldear su propio destino como lo afirma el Dr.
Stephen. Así mismo, también cabe
destacar una vez más la famosa frase
donde se afirma que: “Los
astros influyen, pero no determinan” del
reconocido astrólogo y escritor inglés Robert
Burton (1577-1640). Lo
que nos hace pensar de qué una vida no sea necesariamente
predecible e
inalterable acusado por ningún método hasta ahora
conocido. No
obstante, el análisis atento del Mapa Natal pareciera
sugerir al
interesado, toda una gama de posibilidades influenciadas por las pautas
energéticas positivas o negativas implícitas en
una configuración
planetaria, que nos podrían dar conciencia de las
predisposiciones y
potencialidades en el transcurso de nuestra vida o en un momento dado
donde también es influenciado el biorritmo.
Tomando en cuenta
lo antes
expuesto, y pensando que ahora la praxis astrológica obedece
a una
tendencia vinculada con las distintas escuelas de la materia, o en
muchos casos al carácter intrínseco del
astrólogo consultado. La
astrología de hoy se ha visto en la necesidad de ramificarse
en
distintas especialidades para una mejor aplicación. Por lo
que es común
encontrar en nuestros tiempos especialistas de la astrología
en materia
Kármica, filosófica, tradicional,
psicológica, medico preventiva y
hasta esotérica entre otras. Esto nos lleva a tener que
exigirnos más
de nosotros mismos, tratando de capacitarnos o especializarnos mejor en
cualquier rama escogida que se adapte mejor a nuestra propia
definición
en el área de interpretación, dando origen a una
nueva generación de
profesionales de la astrología más evolucionados,
preparados y
adaptados para los nuevos tiempos que redundará tanto en el
prestigio
del consultado como en las necesidades demandadas por el consultante.
A
propósito de lo anterior, no podemos pasar por alto, un
breve
comentario sobre la relación del astrólogo y
consultante en lo
referente a la interpretación del Mapa Natal. En
mi experiencia como
asesor, instructor, expositor y organizador de eventos en materia
astrológica dentro y fuera de mi país, he podido
constatar con mucha
preocupación cómo algunos colegas orientan su
consulta. Por lo cual
expongo a manera de crítica, esencialmente constructiva,
algunos casos:
- Astrólogos
que orientan su consulta en forma OCULTISTA O
MISTERIOSA.-
Estas
personas en muchos casos en forma teatral, tratan de impresionar al
consultante haciendo que la interpretación parezca algo muy
misterioso,
alardean de su terminología netamente
astrológica, para confundir y dar
por sentada sus apreciaciones basadas casi siempre en la parte negativa
del Mapa. Esto origina como consecuencia; un consultante confundido,
decepcionado y con una sensación de miedo, que
seguramente buscará
otras alternativas.
- Astrólogos
que
orientan su consulta en forma de un EXAGERADO
ANÁLISIS
PSICOLOGICO.-
Son del tipo que se especializa en detectar las debilidades del
consultante mediante el Mapa, y las utiliza, para lograr una especie de
dependencia psicológica a través de
exacerbar los complejos, traumas o
culpas que pudiese conseguir. El mismo por lo general, intenta vender
otras series de consultas
“terapéuticas”, y en muchos casos
sin tener
la preparación suficiente o adecuada para dichas terapias.
Esto da como
resultado a un consultante que termina en estado de ansiedad y dudas.
- Astrólogos
que orientan su consulta tomando atribuciones del ANGEL
GUARDÍAN.- Por
el contrario a los dos comentarios antes expuestos, este tipo de
consultor se torna un protector, y sólo se concentra en las
cosas
benéficas del Mapa, con la firme creencia de que si el
consultante sale
muy contento de la cita, el mismo asegurará otras futuras
consultas.
Quizás es un plan que ayude un poco en lo
económico, pero que priva al
consultante de la parte del equilibrio Kármico, y
deja entredicho la
responsabilidad profesional del astrólogo. Se
debería mostrar tanto el
lado positivo como el negativo en todo Mapa Astrológico,
Horóscopo o
Carta Astral, ya que esto ayudaría constructivamente al
interesado.
- Astrólogos
que orientan su consulta SOBRE LA BASE DE LA
ADIVINANZA.- Probablemente
este tipo de astrólogo se crea la propia
reencarnación de algún
“iluminado” del pueblo Gitano, otras se
autodenominan “sacerdotisas”.
Lo cierto es que se aprovechan de la incertidumbre natural
que
sentimos todas las personas por nuestro futuro. Usualmente, primero nos
impresionan con datos de nuestro pasado, para luego evocar una serie de
predicciones generalizadas que en la mayoría de los casos no
se
cumplen. Pero que podrían sugestionarnos de tal manera,
obedeciendo al
fenómeno conocido de la profecía que se cumple
por sí sola.
Por
lo tanto, debemos estar atentos de no caer en estas series de errores
que si bien muchos no lo hacen conscientemente, ciertamente
están en
detrimento a la ética profesional de esta maravillosa
disciplina. El
verdadero astrólogo es heredero de un conocimiento milenario
que funge
fundamentalmente como herramienta que promueve el autoconocimiento
inherente a nuestra vida individual y colectiva, y que a
través de los
siglos no ha perdido su esencia, por lo que también cabe
destacar que
la responsabilidad de que siga siendo así, hoy descansa en
las manos de
los maestros, estudiosos y practicantes de esta milenaria
disciplina.
En Venezuela está recién creada la
Federación Venezolana de Astrólogos
(FEVA), que podrá contribuir en mucho al mejoramiento
profesional de
sus miembros, apoyando, promocionando y organizando; talleres, cursos y
convenciones. Todo esto, con el fin de tratar de reivindicar en alguna
forma el profesionalismo del asesor, el docente, y el investigador de
esta apasionante materia como lo es la Astrología.
julio de 2001
Rev Dig UNIVERSO Nueva Era
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